viernes, 31 de octubre de 2014

Focaccia Jack-o´-lantern. Receta de Halloween.

A pesar de sus detractores entre los que hasta no hace mucho me contaba, la fiesta de Halloween ha llegado para quedarse. Los grupos católicos más extremistas la machacan sin piedad orquestando cada octubre patéticas campañas anti-halloween con resultados igual de patéticos ¿Qué secreto tiene esta fiesta de origen pagano para tener tanto éxito? Muy sencillo: después de pasar por la siempre excesiva y hortera coctelera yankee, la de Halloweense ha transformado en una fiesta muy divertida.



Lo de las linternas de calabaza en Halloween viene de la leyenda de Jack-o´-lantern, un tío tan rematadamente malo que ni en el infierno lo quisieron. De hecho cuando al morir fue rechazado en el cielo y se presentó en las puertas del infierno, Lucifer lo echó de allí lanzándole brasas encendidas. Jack las recogió en un nabo hueco y lo usó como linterna para iluminar su eterno vagar en busca de un lugar en el que hallar descanso. Al principio se hacían con nabos, pero con el tiempo empezaron a usarse calabazas para fabricar las linternas de Jack, ya que por su color la luz era más parecida a la que emanaría de aquellas brasas infernales. Nosotros, en vez de linterna con la calabaza vamos a hacer una focaccia que aprobaría el mismísimo Lucifer.

Necesitaremos:
  • 400 g. de puré de calabaza.
  • 1 cabeza de ajos asada.
  • 500 g. de harina de trigo.
  • 250 g. de harina integral.
  • 30 g. de levadura fresca.
  • 1 cucharada de sal fina.
  • 50 ml. de aceite de oliva y un poco mas para pintar antes de hornear.
  • 100 ml aprox. de agua tibia (aunque dependerá del agua que aporte la calabaza)
  • 1 cucharada de miel.
  • Romero.
  • Sal gruesa o maldon.
Bola extra:
  • El blanquet es un embutido con el aspecto espectral que requieren estas fechas, así que vamos a ponerle también un par de blanquets.

Y ahora sí, vamos con la elaboración.
  • El día anterior habremos dejado el romero macerando en el aceite de oliva.
  • Cocinamos la calabaza en el horno y así conseguiremos un puré con menos agua. Asaremos también la cabeza de ajos.
  • En la superficie de trabajo hacemos un volcán con la harina de trigo y en el crater ponemos la levadura desmenuzada, la cucharada de miel y un poco de agua tibia.
  • Lo dejamos estar cinco minutos para que la levadura vaya haciendo marcha.
La levadura en acción.
  • Pasados los cinco minutos agregamos el aceite de oliva (previamente filtrado), la sal fina, el ajo asado y reducido a puré y el puré de calabaza.
  • Espolvoreamos con harina la superficie de trabajo y empezamos a amasar.
  • La masa debe quedar firme, elástica y ligeramente pegajosa. Si está demasiado seca añadimos agua muy poco a poco a medida que la vaya admitiendo. Si queda demasiado líquida añadimos harina integral.
Después del primer amasado.

  • Dejamos la masa en un bol, la tapamos con un paño limpio y la dejamos levar una hora o hasta que doble el volumen.
Levando.

  • Volvemos a espolvorear con harina la superficie de trabajo y volvemos a amasar para extraer el exceso de aire de la masa.
  • Dejamos reposar, sobre el papel de horno, unos diez minutos más para que la masa pierda fuerza.
  • Estiramos con el rodillo hasta que tenga el tamaño deseado. Nos debe quedar un grosor como de dos centímetros más o menos.
  • Marcamos con los dedos los huecos típicos de la focaccia.
  • Ya en la bandeja en la que la vamos a hornear, la dejamos levar media hora más tapada con un paño limpio. 
  • La regamos con un buen chorro de aceite de oliva y la marcaremos con los dedos (apretando sin miedo) para que cale bien el aceite. Si le vamos a poner blanquet este es el momento.
  • La metemos en el horno precalentado a 200 ºC y la dejamos 25 minutos. 






Ojo cuidao.
  • El blanquet es opcional.
  • Los tiempos de horno, como siempre son orientativos.
  • Igual que ocurre cuando hacemos pan, en el primer amasado nos lo debemos currar trabajando la masa al menos durante diez minutos.

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