martes, 11 de octubre de 2016

Chili con carne.

Hoy nos calamos el Stetson, nos colgamos el Widowmaker y nos vamos al estado de la estrella solitaria para cocinar su, valga la redundancia, plato estrella. El chili con carne tiene orígenes inciertos; al parecer nació en algún lugar de la Baja California y como casi todos los platos tradicionales que no son postres, es una receta de orígenes humildes y consumo cotidiano. Sea cual sea su historia, el caso es que hoy en día es el plato nacional de Texas (pronunciado "tejas", por favor). Como siempre que nos ponemos con recetas tradicionales, hay que poner la tirita antes que la herida y pedir disculpas a cualquier texano que pase por aquí y compruebe horrorizado que lo que yo he cocinado no se parece en nada a la delicia que preparaba su meemaw. A mi enano le ha encantado (a pesar del ligero pero muy perceptible toque picante) y con eso a mí ya me vale.



Permitidme unas puntualizaciones antes de ponernos a ello. Las cantidades de las recetas que ponemos aquí, salvo excepciones están pensadas para dos, o como mucho tres personas. En este caso saldrá bastante más cantidad así que es una buena receta para una reunión de amigos o para guardar en tuppers y tener comida para unos días. No es fácil conseguir un chili texano en Campo Arcís, así que para la receta lo he sustituido con unos pimientos picantes de origen incierto que trajo mi chica el otro día y que dan la talla sin ningún problema. Me cuenta que los pimientos se los regaló una compañera y que proceden de Fuenterrobles, concretamente del huerto de Julián. Los frijoles de la receta tradicional han sido dignamente impostados en este caso por unas alubias pintas compradas en la tienda del pueblo. Las legumbres que vende Chelo a granel son muy buenas y a muy buen precio. Y no, no me llevo comisión por hacer publicidad, aunque mi chaval sí se lleva algún que otro lacasito de vez en cuando. Y ahora sí, vamos allá.

Necesitaremos:
  • 500 g. de carne picada. Yo he usado 400 de ternera y 100 de cerdo.
  • Un bote mediano de tomate natural sin triturar (lo que vendrían siendo 4-5 tomates de pera)
  • Una cebolla mediana
  • Un pimiento rojo.
  • Un pimiento picante. En los supermercados es relativamente fácil encontrar pimientos picantes frescos.
  • Mezcla de especias: un pimiento choricero sin pepitas y picado en trozos o dos ñoras, una cucharada de comino molido, una cucharada larga de orégano y dos cucharadas de pimentón. Todo bien trabajado en el mortero hasta obtener un polvo fino.
  • 400 g. de alubias pintas cocidas.
  • Arroz blanco de grano largo cocido para acompañar.
  • Una lima (opcional).
Elaboración:
  • Picamos la cebolla fina fina y la ponemos a rehogar en un puchero.
  • Cuando la cebolla empiece a transparentar picamos el pimiento rojo y el pimiento picante y los añadimos.
  • Ponemos un poco de sal y dejamos rehogar las verduras hasta que estén hechas.
  • Añadimos la carne picada y la vamos trabajando con la cuchara de palo hasta que pierda su color rojizo y quede como desmigada. Hasta que esté casi hecha, vamos.
  • Añadimos el tomate en conserva incluyendo su jugo. Tapamos para no perder líquidos y de vez en cuando vamos removiendo y rompiendo el tomate con la cuchara. 
  • Añadimos sal y corregimos la acidez del tomate con una cucharadita de azúcar.
  • Cuando veamos que el tomate casi ha desaparecido en el guiso añadimos la mezcla de especias. Esto empieza a oler muy bien.
  • Dejamos hervir unos quince minutos más a fuego suave.
  • Cuando falten tres minutos para que se cumplan los quince añadimos las alubias previamente cocidas y escurridas.
  • Emplatamos el guiso acompañado de arroz blanco al gusto y listo para comer.
  • Aunque la lima no es imprescindible, escurrimos un poco de zumo antes de empezar a comer, le dará al plato un toque muy interesante y también suavizará un poco el picante si nos hemos pasado.
Ojocuidao:
  •  Este es un plato picante así que vamos a intentar regular eso. Si te gusta muy picante puedes añadir una o dos guindillas de cayena a la mezcla de especias o bien aumentar la cantidad de pimientos picantes. Si crees que todavía no pica lo suficiente puedes sacar una botellita de salsa tabasco a la mesa y que cada cual le añada a su gusto una vez en el plato; el que tú seas un terrorista de la capsaicina no quiere decir que los demás lo sean también. Si lo van a comer niños puedes sustituir el pimiento picante por medio pimiento italiano o un par de pimientos de padrón, aunque mi hijo tiene dos años y medio y no le ha molestado el toque picante. 
  • Cuando se cocina en cantidad para una reunión de amigos o similar, lo normal es pasarse en las cantidades pero si hay gorrones de última hora puedes llegar a quedarte corto. No problemo; con una paella no se puede pero esta receta es fácil de estirar. Si ves que te va a faltar comida, aumenta la cantidad de alubias, hierve más arroz y que no falte salsa tabasco en la mesa.
  • El punto anterior vale para dos o tres comensales extra, tampoco te pases de listo.
  • Puedes sustituir el tomate en conserva por unos tomates maduros pelados.
  • Como habrás podido comprobar, reducir a polvo el pimiento choricero a base de mortero es una tarea hercúlea, así que también puedes hacer trampas y pasar la mezcla de especias por el molinillo de café. Mano de santo. 
  • En la foto he cambiado el arroz por un poco de cus-cus sencillamente hidratado con agua salada siguiendo las instrucciones del fabricante. Cocina fusión y todo ese rollo. Además, ha quedado muy rico.

lunes, 10 de octubre de 2016

Pumpkin spice latte. O sea: café con leche de especias y calabaza.

Con la llegada del otoño termina la temporada de cerveza (menos mal, a ver si así me quito unos kilos) y lo que apetece en las tardes que empiezan a ser frescas, es un buen café o un té acompañados de algo dulce (o sin dulce, malditos kilos...), y una buena conversación mientras la lluvia salpica los cristales de la ventana. Si es que llueve, claro, que no lleva marcha. Pero esa es otra historia.



Todo el mundo sabe que el café es el nuevo gintonic, que a su alrededor está empezando a haber mucha tontería, casi siempre con barba cerrada, bicicleta de piñón fijo y camisa de leñador; pero eso no quita que podamos hacer también descubrimientos sorprendentes. Y deliciosos, como la receta que traemos hoy.  La receta tiene un par de modificaciones, pero vamos, que queda muy bien.

Vamos a ello.

Necesitaremos:
  • Una taza o un vaso de leche. La cantidad es al gusto.
  • Dos cafés expresos. 
  • Una cucharada de puré de calabaza asada.
  • Una cucharada de miel. (también sirve azúcar o cualquier otro edulcorante a nuestro gusto)
  • Canela molida.
  • Nuez moscada (opcional)
  • Un chorrito de ron añejo o similar (nosotros lo usamos para sustituir al jengibre de la receta original).
Elaboración:
  • Calentamos la leche sin que llegue a hervir y le añadimos la miel, el puré de calabaza y las especias al gusto.
  • Trabajamos con las varillas para integrar los ingredientes y eliminar grumos. 
  • Añadimos las dos tazas de café bien caliente y mezclamos.
  • Repartimos en dos vasos suficientemente grandes.
  • Adornamos con un poco de nata montada espolvoreada con canela y una pizca de clavo.
Ojocuidao:
  •  La cantidad de especias depende del gusto de cada cual. La canela y la nuez moscada son bastante potentes, así que es mejor no abusar de ellas.
  • Intenta triturar bien la calabaza para que no queden hebras.
  • Si no sabes de dónde vas a sacar una cucharada de puré de calabaza, solamente te diré que la calabaza asada es deliciosa para consumir como postre.
  • Si aun así no te animas, también puedes usar puré de manzana asada.
  • No abuses de la nata. No es necesario y así te sientes menos culpable luego.
  • Lo que se ve detrás en la foto, es una mocadorà, una selección de mazapanes que se regala típicamente el 9 de octubre en Valencia. Su nombre se debe a que, tradicionalmente los dulces se regalan envueltos en un pañuelo (mocaor en valenciano).