- La Ley del Vino. Así, en Mayúsculas: no utilices para cocinar un vino que no te beberías.
- La constante del ajo. Si eres un cocinillas novato harás bien en grabarte esto en el libro de recetas de tu mollera: si al empezar un sofrito se te quema el ajo no hay solución posible, la has jodido, tíralo y vuelve a empezar ahora que todavía estás a tiempo.
- En cuestión de guisotes, siempre mejor a fuego lento.
- Para las recetas que incluyan huevo crudo entre sus ingredientes, podemos pasteurizar el huevo en casa. El proceso es bien sencillo: cogemos un huevo que esté a temperatura ambiente y lo introducimos en un cazo con agua fría. Empezamos a calentar el agua a fuego lento, controlando la temperatura con un termómetro, hasta que esta alcance los 60º centígrados y la mantenemos así (con cuidado de que no pase de 64º o el huevo empezará a cuajarse) durante cuatro o cinco minutos. Seguidamente enfriamos el huevo con agua corriente y ya tenemos un huevo pasteurizado y listo para utilizar sin peligro de salmonelas. Para evitar una contaminación posterior, utilizar el huevo inmediatamente.
- Si no te quieres cortar mantén tus cuchillos bien afilados. Tendrás un mayor control sobre ellos y evitarás que vayan a sitios inconvenientes.
- En repostería, a no ser que exista una buena razón los ingredientes (leche, huevos, mantequilla) deben estar a temperatura ambiente.
sábado, 15 de noviembre de 2014
Pequeños trucos y consejos. Entrada actualizable.
Esta entrada es un pequeño cajón de sastre en el que iré incluyendo pequeños trucos y consejos de cocina a medida que los vaya aprendiendo o se me vayan ocurriendo.
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