Me encanta como queda el revuelto al baño maría. Con esta técnica obtenemos una textura distinta y mucho más cremosa y al utilizar menos aceite, queda también más ligero. También es más laborioso y se ensucian más cacharros que con el revuelto normal, pero vale la pena hacerlo así de vez en cuando. Por supuesto la técnica sirve igual para cualquier revuelto, pero yo os recomiendo que probeis este en particular, os aseguro que no os va a decepcionar.
Necesitaremos:
- 6 huevos.
- 1 pimiento morrón verde o 2 pimientos italianos.
- 6 rodajas de queso rulo de cabra (1 por huevo) como de medio centímetro de grosor.
- 1 cucharada de aceite de oliva.
- Cortamos el pimiento en brunoise (o sea, en daditos pequeños) y lo salteamos en una sartén con una cucharada de aceite de oliva.
- Ponemos a calentar agua en una olla grande.
- Cuando el pimiento esté blando lo ponemos en un cuenco junto con los huevos y el queso de cabra desmigado.
- Ponemos el cuenco al baño maría y trabajamos la mezcla con las varillas hasta conseguir la textura deseada.
- Podemos añadir un poco de sal al pimiento al saltearlo pero no es imprescindible, los sabores que entran en juego en esta receta son tan ricos y complejos que hacen la sal innecesaria.
- Darle el punto de textura al revuelto requere práctica y, cómo no, va en gustos. Para mí el revuelto ideal es el que al dejarlo caer en el plato se extiende un poco pero en seguida se queda firme, sin desparramarse. Si se desparrama es que el huevo no está bien cuajado, si rebota al caer es que nos hemos pasado y no tenemos un revuelto sino una tortilla que ha tenido una infancia difícil.
- La norma general es que el revuelto, sea cocinado en sartén o al baño maría, requiere atención. No es algo que podamos dejar hacerse y mientras tanto dedicarnos a otra cosa. Si queremos un revuelto cremoso y perfecto debemos estar encima desde el principio hasta el final
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