lunes, 6 de octubre de 2014

Arroz con blanquet y espinacas. Sin caldo.

El arroz, sobre todo el arroz seco tipo paella o arroz al horno, es otro de los escollos que se presentan en la travesía culinaria del cocinillas intrépido e imberbe. Creemos que es difícil, que no vamos a ser capaces, que hace falta una especie de toque divino para cocinar arroz y la verdad, no es para tanto. A esto ha contribuido mucho la mitología de la paella. Si quieres ver a dos valencianos discutir pregúntales cómo hacen la paella: con pollo, sin pollo, con gambas, sin gambas, con pelotas (sí, pelotas), sin pelotas, que si se pasa el arroz, que si se queda corto... En realidad la paella no es una receta complicada, lo complicado es darle el punto al arroz, que quede seco y suelto pero cocido. Es muy estrecha la frontera que separa el plato de perdigones del engrudo de calafatear y es justo en esa frontera donde se encuentra la excelencia del arroz bien cocinado. Hay paelleros (el paellero, o arrocero, es como el cocinillas pero en obsesivo-compulsivo) de chichinabo que te ponen delante un plato de cosas que hacen croc croc al masticar, le echan morro y dicen: no, es que a mi mujer le gusta el arroz enterito. ¿Enterito? piensas tú, a esto le añades un puñado de pólvora y lo tienes que manejar con licencia de armas. O en el otro extremo que te sueltan un engrudo incomible y lo arreglan diciendo que les ha quedado textura de risotto y això és de veres que m´ha passat a mi . De todas formas, debo decir que estos caraduras son los menos. Si algo caracteriza al verdadero paellero es la búsqueda incesante de la perfección. Eso sí, un consejo voy a daros, no se os ocurra criticar a un paellero bueno o malo; no se lo toman bien. Su reacción irá desde la tristeza patética en plan cachorrillo abandonado hasta la necesidad de darte explicaciones y créeme, no quieres que un paellero te de explicaciones.



Como habrás adivinado, oh lector sagaz y previsor, hoy no vamos a cocinar una paella sino un humilde arroz de aquí te pillo aquí te mato que por no necesitar, no necesita ni caldo. El papel del caldo lo va a suplir en parte un preparado a base de tomate asado, perejil, ajo, aceite y pimiento choricero: la salmorreta; y en parte el delicoso blanquet. El blanquet, también conocido como morcilla blanca, es un embutido típico de Valencia y va muy bien para todo tipo de guisos. Nosotros compramos el blanquet en Don Chuletón, una carnicería de Requena. Con el blanquet de Don Chuletón se da una doble paradoja. Requena es tierra de embutidos pero el blanquet no es uno de ellos, sin embargo el mejor blanquet que hemos probado (y con diferencia) lo compramos aquí. Antes de meternos con la receta, decir que está basada en una de El Cocinero Fiel, otro de los grandes cocinillas de internet y al que volveremos a ver por aquí.

Necesitaremos:
  • Un tomate.
  • Un diente de ajo.
  • Una ñora hidratada y sin pepitas o un pimiento choricero.
  • Perejil.
  • Aceite de oliva.
  • Sal.
  • Pimienta.
  • Un blanquet.
  • 150 g. de espinacas frescas.
  • 200 g. de arroz.
  • Agua.

Preparamos primero la salmorreta.
  • Asamos el tomate en el microondas (el tiempo dependerá de la potencia del chacharro), lo pelamos y lo ponemos en el vaso de la batidora.
  • Añadimos la ñora troceada, el perejil picado, el ajo fileteado, aceite, sal y pimienta.
  • Batimos hasta conseguir una pasta homogénea.
Empezamos a cocinar.
  •  Nosotros utilizamos una paellera pequeña para dos personas, la de la foto, pero vale cualquier recipiente similar. 
  • Salteamos el blanquet cortado en tacos. No hace falta poner aceite. Cuando esté doradito, lo sacamos y reservamos.
  • Seguidamente ponemos a cocinar la salmorreta que hemos preparado hasta que adquiera un color entre rojo y granate. 
  • Ahora viene todo seguido. Fuego vivo y
  • Ponemos las espinacas (que previamente habremos lavado y escurrido bien).
  • Volvemos a poner el blanquet.
  • Ponemos el arroz y le damos unas vueltas para que se saltee un poco.
  • Para finalizar echamos el agua.
  • La cocción del arroz son unos 20 minutos (según la marca). Lo ideal es que lo tengamos 8 minutos a fuego fuerte y los otros 12 a fuego suave. Se supone que se habrá consumido el líquido y el arroz estará hecho peeeero...
Ojo cuidao:
  • En lo referente a la cocción del arroz cada cual depende de su propia experiencia. Los tiempos que he dado son meramente orientativos. Sin embargo sí puedo dar algunos consejos al respecto:
  • Si faltan unos minutos y crees que se va a quedar seco pero no estás seguro, es que vas bien de líquido. Los novatos podemos ser bastante histéricos con esto y lo normal es que nos pasemos de caldo y se nos pase el arroz.
  • Si no tienes más remedio que añadir líquido (caldo o, como en este caso, agua) porque ves que se te ha quedado seco y aún faltan unos minutos para que el arroz alcance su punto de cocción, añádelo caliente.
  • Si ves, en cambio, que llegas a los 20 minutos y queda demasiado líquido (normalmente porque la has fastidiado en segundo punto) métele caña al fuego para que evapore más rápido
  • Parece difícil pero no lo es tanto, solamente hace falta práctica.
  • Para medir el agua necesaria van muy bien las jarras medidoras. La norma general es por cada medida de arroz dos de agua. 
  • Antes de poner a asar el tomate de la salmorreta le haces un corte en forma de cruz si no quieres encontrarte con el interior del microondas estucado con un bonito gotelé rojo.
  • Manteniendo como base la salmorreta, en esta receta puedes variar los ingredientes casi hasta el infinito: embutido de cualquier tipo, costillitas, bacalao, verduras, sepia, chipirones, pulpitos... Si los ingredientes son buenos, siempre sale bien.
  • Y si perseveras y no te olvidas, cada noche, de decir tus oraciones a Baco y Deméter, un día, en el fondo de tu arroz encontrarás un poco del mítico socarrat. Pero del socarrat hablaremos en profundidad cuando hagamos una paella.

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